TENS y EMS.  Lo clasificaríamos dentro de la electroterapia. A través de un aparato y dos electrodos hacemos pasar una corriente alterna por el organismo. La explicación de que esté sistema sea efectivo para el alivio del dolor está todavía en investigación.

Por un lado, estamos introducción “interferencias” en la señal de dolor, por lo que nuestro cerebro, que es quien controla todo, recibe una señal de dolor menor. Por otro lado, sabemos que con su uso aumentamos la concentración de opiáceos endógenos, sustancias que reducen la sensación de dolor.

Y otra vertiente es pensar que al hacer pasar una corriente por un determinado tejido, estamos aumentando el flujo de sangre en esa zona, por lo tanto, estimulamos que la circulación “limpie” esa zona dañada, es decir, estamos haciendo un efecto de bombeo y de limpieza a nivel circulatorio.

El TENS (Transcutaneous Electrical Nerve Stimulation) es una corriente que tiene como objetivo la analgesia. Dependiendo de su configuración podemos utilizar una frecuencia más alta (en torno a 45 o 50 Hz)  que no provocaría contracción muscular o en cambio baja la contracción (alrededor de 10 Hz) para así conseguirla.

Es una corriente muy cómoda, indolora y que complementa perfectamente a la terapia manual. Actualmente se combina con la Punción Seca  para aumentar su efecto.

Por otro lado tenemos la corriente EMS o mejor conocida como electroestimulación. Se caracteriza por tener como objetivo la ganancia de fuerza muscular. Aparte de su aplicación en el ámbito deportivo, se utiliza como ayuda técnica para conseguir recuperar el movimiento tras la inmovilización de una articulación.

Es una corriente que se aplica con fases de trabajo de unos 10 a 20 segundos, seguidos por otra fase de descanso. Al igual que el TENS, es también una corriente indolora.